lunes, 29 de diciembre de 2008

Dispara(me)

No vale que una vez mas la madrugada esté de tu lado. No… Esta vez, fueron demasiados días sin anochecer, sin encontrar el camino de regreso a casa, sin poder ver con claridad que el tiempo elige cuidadosamente a sus victimas de turno.
Tan dolorosamente hermoso es el juego, tan elásticas las reglas que nadie pudo gritar, solo había que seguir cercenando el corazón, apurar los tragos de realidad, quitar el rouge de las camisas y de los recuerdos, y someterse a esta libertad que entregaba por fascículos lo poco de romance que quedaba en las tiendas…

A veces solo hay que dejar la huella y huir, correr hacia otro nombre, desordenar la memoria, cambiar la piel y las ganas que se cuelan por la comisura una boca…y esperar, esperar siempre, con nuestro mejor vestido y apretando los dientes, el momento oportuno para besar. O para disparar, lo mismo da.

Pestañas que se congelan esperando el alba.
Pasiones que se ahogan en el anonimato.
Furias que sólo pueden esperar la calma, que no pueden estrellarse contra una boca.
Bocas que no besan, ni ven , ni alquilan otras bocas.
Ojos que se hunden tras la espera de tu llegada, a la otra orilla de la cama.
Ninguna canción.



Y detrás de la puerta un rumor de estrellas que se agolpan para hacerme compañía.

*

Bajo las sábanas nosotros, que tanto hemos pasado...
Si que el tiempo es caprichoso, si que a veces es necesario despegar del suelo, de la realidad, de los mandatos de la urbe sobre nuestras pieles…jugar a ser bandidos, que corren tras las estrellas o tras alguna utopía de turno. Y que las habitaciones cambien de color si miento! y cada dìa traigas una nueva canción para mi, que te espero, que miro por la ventana, que enredo palabras y garabatos cuando te siento lejos.
Seré hermosa cada vez que no me mires, por eso atención, no te atrevas a dejar de dibujarme en tus pupilas, prometo regar los pasillos de incertidumbre y coser de tus camisas algo de mi…

M.

Nadie sabe cómo ni cuándo. Pero pasó, doy fé; Una mañana cualquiera el entró por su ventana, y le tomó la boca por asalto.
Desde entonces ella no volvió a deshojar otoños, abandonó el oficio de buscar puntas de ovillo, y se dejó crecer el pelo y las flores de papel.

Cada tanto el la mira bajito, y ella se pregunta cómo fue que consiguió guardar los carnavales en una botella.

(subamos)

Caminemos otra vez las callejuelas. Reite de mis torpezas. Buscame con los besos que no te voy a dar…
No te desprendas ni dejes de mirarme, explotemos los espejos una vez más. Escondámonos de la realidad por un buen rato, a la hora de la siesta quizá, mientras todos los que dejaron de soñar alquilan sus ilusiones...
Esto es Buenos Aires, y en el medio vos y yo, y en el medio una coreografía eterna e inútil de sobretodos, maletines y paraguas que corren tras un subterráneo o tras un pedazo de cielo…y nosotros a contramarcha deshaciéndonos de los relojes, amarrándonos a una madrugada mas desnuda que la de ayer…