viernes, 22 de mayo de 2009

Last Dance

*



Estoy flotando en un recuerdo caprichoso. De vez en cuando se detiene el tiempo, comienza a sonar la música y se produce la casualidad. Salimos los dos, cada uno de su cajita, y caminamos hundidos en la extrañeza que el paso del tiempo nos concede, queremos besarnos, reconocernos la piel, hundir el reloj en un vaso de agua y bajar las persianas de donde sea. Pero somos demasiado jóvenes para esta Buenos Aires ya veterana y afligida, que con la boca mal pintada nos dice que no, que ya no tiene lugar para las incertidumbres, los errores editoriales, los perdones fingidos, los silencios ahogados, las palabras que se me atragantan y mueren en cada avenida en la que no estás...






Atando promesas de la ventana te espero despierta. Siempre hay lugar para una última canción de despedida.

miércoles, 20 de mayo de 2009

De lápiz negro...

*

Dibujo a una mujer. Y me siento a escucharla en el borde de la hoja. Me habla de estaciones de tren, del frenesí y la locura de dos amantes. De las horas a contramarcha que le robó a los relojes. De los dedos fríos en un agosto cualquiera que se pierden en la piel de un recuerdo. De una espalda y cien vueltas al universo. Del ruido de los taxis que tapan las confesiones en una esquina, que obligan a hablarse de cerca. De ese hombre que le robó el mes de abril y todas las hojas del otoño. De tomar su mano y vivir una vida peligrosa dos veces por semana. De sobrevivir a las madrugadas del despues. De dejar de regar flores de papel y renunciar al oficio de buscar puntas de ovillos. De pensarlo en cada esquina. De soñarlo, dibujarlo, inventarlo y rearmarlo cada vez que al corazón que llevamos en el bolsillo se le da por latir...