miércoles, 20 de mayo de 2009

De lápiz negro...

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Dibujo a una mujer. Y me siento a escucharla en el borde de la hoja. Me habla de estaciones de tren, del frenesí y la locura de dos amantes. De las horas a contramarcha que le robó a los relojes. De los dedos fríos en un agosto cualquiera que se pierden en la piel de un recuerdo. De una espalda y cien vueltas al universo. Del ruido de los taxis que tapan las confesiones en una esquina, que obligan a hablarse de cerca. De ese hombre que le robó el mes de abril y todas las hojas del otoño. De tomar su mano y vivir una vida peligrosa dos veces por semana. De sobrevivir a las madrugadas del despues. De dejar de regar flores de papel y renunciar al oficio de buscar puntas de ovillos. De pensarlo en cada esquina. De soñarlo, dibujarlo, inventarlo y rearmarlo cada vez que al corazón que llevamos en el bolsillo se le da por latir...

3 comentarios:

  1. Si las pinturas fueran escuchadas como esa mujer dibujada por ti, si las obras de arte comprendidas como ella por tu lápiz negro, lápiz de trazo ligero, entonces desearía ser una. Inmortalizada en papel, en lienzo o en pared. Creada en un arrebato de lucidez, de locura o de desdén. No importa. Si seré escuchada y comprendida como ella lo fue.
    Saludos,
    Julieta

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  2. renunciar al gran oficio ese... no.
    el obillo, la ciudad, las manzanas, la lluvia...
    hace una semana que los dias son inmensamente bellos, no??

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