viernes, 22 de mayo de 2009

Last Dance

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Estoy flotando en un recuerdo caprichoso. De vez en cuando se detiene el tiempo, comienza a sonar la música y se produce la casualidad. Salimos los dos, cada uno de su cajita, y caminamos hundidos en la extrañeza que el paso del tiempo nos concede, queremos besarnos, reconocernos la piel, hundir el reloj en un vaso de agua y bajar las persianas de donde sea. Pero somos demasiado jóvenes para esta Buenos Aires ya veterana y afligida, que con la boca mal pintada nos dice que no, que ya no tiene lugar para las incertidumbres, los errores editoriales, los perdones fingidos, los silencios ahogados, las palabras que se me atragantan y mueren en cada avenida en la que no estás...






Atando promesas de la ventana te espero despierta. Siempre hay lugar para una última canción de despedida.

2 comentarios:

  1. tal vez podríamos tararear esa canción juntos

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  2. Pero somos demasiado jóvenes
    para esta Buenos Aires ya veterana
    y afligida,
    que con la boca mal pintada
    nos dice que no.
    Somos demasiado jovenes
    para dejar de creer

    en el amor.

    Si la memoria no me falla esta entrada he debido leértela por el flog, aunque no se si llegué a decirte que me encanta.

    Por cierto, impagable abrir su blog y empezar a escuchar el "ne me quitte pas"

    Saludos calurosos, Srta.

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