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Los espejos, con sus mentiras y sus caricias. Las horas que pasean frente a nosotros con sus premios consuelo. La ciudad (cada noche menos desnuda) con sus taxis, sus coreografías, sus pilotos grises, sus filias y sus fobias. El amor que se tomó unas vacaciones...
Y de este lado de la ventana, una máquina de escribir Olivetti gimiendo óxido, juntando historias del suelo, rearmando pedazos de cuentos de amantes, de puntos suspensivos, de mujeres y hombres de alas rotas, de últimos tangos en cualquier parte, de otoños y sillas vacías que ya no preguntan por nadie...
(ni siquiera por vos)
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cuando no preguntan por ti
ResponderEliminarmás te recuerdan
lejos
...gimiendo óxido, miradas demacradas y suspiros de balcón.
ResponderEliminarSalud, Srta.
"somos culpables de la eternidad"
ResponderEliminarfantasia. fantasia?
lo triste de los espejos es que no tienen responsabilidad alguna de las mentiras que reflejan.
ResponderEliminarlos otros y el yo, ficciones al fin.